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LA MISIÓN DE ESTE ESPACIO CULTURAL ES: CREAR EN LA SOCIEDAD, HOMBRES CUYA CONSCIENCIA SEA TAN LEAL COMO LA BRÚJULA AL POLO

viernes, 30 de julio de 2010

UNA COMENTARIO ACERCA DEL FÚTBOL

“Cerrado por fútbol”: Eduardo Galeano

Eduardo Galeano, escritor, periodista y, por sobre todo, una de las personalidades más transparentes y comprometidas de Latinoamérica, colocó en la puerta de su casa –a inicios del Mundial de Sudáfrica– un cartel que decía “Cerrado por fútbol”. No resisto la tentación de publicar algunas de sus reflexiones. Su carga de ingenio y sentido común ameritan una lectura de quienes gozamos con ese deporte que está ligado por un hilo invisible con las actividades más primitivas del hombre y que, profesionalmente organizado, es el circo que ayuda a que evadamos nuestras frustraciones. Habla Galeano de los “insólitos” de la competencia sudafricana: “Insólita fue la pelota de Adidas, enjabonada, medio loca, que huía de las manos y desobedecía a los pies. La Jabulani fue impuesta aunque a los jugadores no les gustaba un poquito. Desde su castillo de Zurich, los amos del fútbol imponen, no proponen. Tienen costumbre”.

“Insólito fue que algunos jugadores africanos pudieran lucirse pero en selecciones europeas. Cuando Ghana jugó contra Alemania, se enfrentaron dos hermanos negros, los Boateng: uno con la camiseta de Ghana, y otro con la de Alemania. De los jugadores de Ghana, ninguno jugaba en el campeonato local de Ghana. De los jugadores de la selección de Alemania, todos jugaban en el campeonato local de Alemania. Como América Latina, África exporta mano de obra y pie de obra”.

“Insólita fue la mejor atajada del torneo. No fue obra de golero, sino de goleador. Suárez detuvo con las dos manos una pelota que hubiera dejado a su país fuera de la Copa. Y gracias a ese acto de patriótica locura, él fue expulsado pero Uruguay no”.

“Insólito fue el viaje de Uruguay, desde los abajos hasta los arribas. Algunos cardiólogos advirtieron que el exceso de felicidad puede ser peligroso para la salud. Numerosos uruguayos, que parecíamos condenados a morir de aburrimiento, celebramos ese riesgo y las calles del país fueron una fiesta. El derecho a festejar los méritos propios es preferible al placer de algunos por la desgracia ajena”.

“Insólito que Italia y Francia –que en el 2006 se habían encontrado en la final– ahora se encontraran en la puerta de salida del aeropuerto. Insólito fue que faltaran las estrellas más anunciadas. Messi hizo lo que pudo, y algo se vio. Ronaldo estuvo, pero nadie lo vio: quizá estaba demasiado ocupado en verse”.

“Insólito que la nueva estrella del Mundial surgiera de la profundidad de los mares. Se llama Paul, pero podría llamarse Pulpodamus”.

“Ya empiezo a extrañar la insoportable letanía de las vuvuzelas, la emoción de los goles no aptos para cardíacos, la belleza de las mejores jugadas repetidas en cámara lenta. Y también la fiesta y el luto, porque a veces el fútbol es una alegría que duele, y la música que celebra alguna victoria de esas que hacen bailar a los muertos, suena muy cerca del clamoroso silencio del estadio vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue sentado, solo, incapaz de moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie”.

Por: Alberto Yon
Para: www.lecturareflexiva.blogspot.com

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